Mi vecino Totoro: parada de autobús ecológica
Artículo original
publicado el 15 de junio de 2021 en fictiontalk.com
Original por: Robert Webb
Traducción por: Lizzy Z.
Mi vecino Totoro, una película de
Hayao Miyazaki y Studio Ghibli, es importante por diversas razones culturales y
estéticas. Es una historia de fantasía maravillosamente imaginativa y
bellamente animada que gente de todas las edades adora. También podría decirse
que es una de las mejores películas de anime de todos los tiempos. Sin embargo,
como en todas las mejores películas "familiares", su fachada infantil
esconde algo mucho más sutil que la historia que realmente presenta, que sigue
a dos niñas y sus encuentros con varios espíritus del bosque o
"Totoro". Es una película familiar, sin duda, pero dejando de lado la
fantasía (me viene a la mente el Gatobús), Totoro tiene mucho que enseñarnos.
Debe ser muy gratificante ver
cómo algo creado en 1988 cobra cada vez más relevancia con el paso del tiempo.
Ante la creciente preocupación por el cambio climático y el inminente desastre
ecológico, Mi vecino Totoro es más importante que nunca. Ellas, junto con su padre,
se mudan al campo después de que su madre enferma para estar más cerca de su
hospital. Tras adaptarse a su nueva vida, las niñas se encuentran con varios
espíritus del bosque, a los que conocen como "Totoro". Es a través de
sus encuentros con estos espíritus que llegamos al meollo de la película.
En términos generales, Mi Vecino
Totoro trata sobre el valor del mundo natural. También aborda temas de
ecología, nuestra relación con la naturaleza y el declive de los espacios
naturales. Hay una evidente influencia sintoísta. Si bien no es necesariamente
sintoísta, es evidente que muchos de los principios fundamentales de la fe
resuenan con Miyazaki, el creador de la película. Como él mismo dijo una vez:
«En la época de mis abuelos, se creía que los espíritus existían en todas
partes. En los árboles, los ríos, los insectos, los pozos, en cualquier cosa.
Mi generación no lo cree, pero me gusta la idea de que debemos atesorar todo
porque todo tiene vida». Sin duda, un hombre con un gran amor y respeto por la
naturaleza.
En la naturaleza
Totoro actúa casi como un enviado de Miyazaki. Son la vida del bosque, y gracias a su ayuda, Satsuki y Mei pueden sobrellevar la ausencia de su madre. Al dar vida al mundo natural, quizás abrazando el animismo sintoísta, Miyazaki logra representar la dinámica entre los humanos y el mundo natural de maneras maravillosamente imaginativas. La escena donde Satsuki y Mei esperan el autobús de su padre es una de mis favoritas precisamente por eso. Es divertida, conmovedora y logra encapsular a la perfección todo el tema de la película.
Primero, un poco de contexto. El
padre de las niñas trabaja hasta tarde una noche y llegará a casa en el autobús
nocturno. Mientras lo esperan en la parada, Satsuki y Mei se ponen un poco
nerviosas. Pasan varios autobuses, pero su padre no está en ellos. A medida que
avanza la hora, se ponen cada vez más ansiosas. Sin embargo, se les une Totoro.
A pesar de la oscuridad y la lluvia torrencial, la repentina aparición de la
gran bestia no tiene nada de amenazador. Simplemente está esperando un autobús,
igual que Satsuki y Mei. Solo lleva una hoja en la cabeza para protegerse de la
lluvia, así que Satsuki le da un paraguas de repuesto. Totoro parece encantado
con esto, especialmente por el repiqueteo de las gotas de lluvia sobre la lona,
rugiendo en señal de aprobación. Poco después, aparece el Gatobús y Totoro se
marcha, no sin antes entregarle a Satsuki una pequeña bolsa de semillas
mágicas.
Esperando un autobús
Es difícil saber por dónde
empezar con esta escena. Me encanta por muchas razones. Creo que lo más
importante que me impresionó al verla por primera vez es cómo el mundo natural
refleja a la humanidad. Formamos parte de ella y tenemos una conexión íntima
con ella. No creo que mucha gente intente negarlo. La aparición de Totoro en la
parada de autobús lo demuestra a la perfección. No está allí para hacer nada
extraño o inusual, sino que está esperando un autobús, igual que las chicas.
Incluso termina sosteniendo un paraguas, lo que acentúa aún más el paralelismo.
Si se entiende que Totoro representa la naturaleza, esta escena podría incluso
ser un guiño a las creencias animistas sintoístas. La misma vida que habita en
los humanos habita en el mundo que nos rodea.
Es muy importante entender esto.
Al menos en mi opinión. El momento de la parada de autobús es una lección de
perspectiva. Sin ánimo de sonar sentimental, creo sinceramente que apreciar
nuestro lugar en el orden natural nos lleva a la superación personal. Comprender
que formamos parte de la naturaleza implica respeto por ella, lo que implica
respeto mutuo. Sé que suena un poco cursi (por falta de una palabra mejor),
pero es cierto. Tenemos nuestro propio nicho junto a los demás, y eso nos llena
de humildad.
El deleite que Totoro parece
sentir con el sonido de la lluvia contra su nuevo paraguas también dice mucho. Actúa
como un niño, con una inocencia juguetona. Algo tan simple como el sonido de la
lluvia le brinda una felicidad infinita. En los últimos años (sobre todo
durante la pandemia), he hecho un esfuerzo consciente por intentar ser más así
yo mismo. Disfrutando de las cosas sencillas pero hermosas. Y lo recomiendo
encarecidamente. Busca un lugar verdaderamente salvaje, libre de cemento y de
los ruidos de la vida urbana. No necesita vistas impresionantes ni formaciones
geológicas únicas. Simplemente necesita ser un lugar donde puedas experimentar
la naturaleza sin interrupciones.
Una vez que encuentres un lugar
así, simplemente espera y observa. Tus experiencias pueden variar, por
supuesto, pero casi siempre me entretiene, me fascina o, a veces, simplemente
me desconcierta lo que veo. Con las interacciones entre la vida animal y
vegetal, el ciclo de crecimiento y renacimiento, y las complejidades del diseño
de la naturaleza, no es difícil entender por qué los sintoístas creen que los "kami"
(espíritus) habitan en todas las cosas. En cualquier caso, te hará bien
alejarte de la vida moderna, aunque sea por un momento. A pesar de la
abundancia de vida y energía, también hay una quietud notable en estos lugares.
Una dosis de la cual le sienta de maravilla a cualquiera.
La película en sí misma encarna
esta idea. Muchos críticos, como Roger Ebert, han destacado la clara ausencia
de conflicto. Lejos de ser una crítica, esto es, de hecho, un testimonio de la
creación de Miyazaki de un lugar que se siente casi como un oasis. Un punto
sereno de tranquilidad en un mundo cada vez más caótico. La escena de la parada
de autobús lo demuestra maravillosamente. La naturaleza nos rodea, lista para
brindarnos su apoyo. Cuando las chicas necesitan a Totoro, él está listo y
esperando. No hay misterio, ni obstáculo, ni búsqueda. Si lo necesitamos,
estará ahí. Siempre y cuando lo protejamos, claro está, pero esa es otra
historia. Somos parte de él, y él es parte de nosotros.
Todo esto puede parecer una vaga
tontería pseudoespiritual, y sé que a veces lo parece. Sin embargo, creo
firmemente que Totoro puede enseñarnos varias lecciones ecológicas vitales. Un
poco de perspectiva puede ser muy útil.
Artículo original en
inglés: https://fictiontalk.com/2021/06/15/my-neighbour-totoro-bus-stop-ecology/
*Este artículo es una
traducción sin ningún intento de plagio.
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