Convertirse en un niño en Japón

by - abril 27, 2025

 

Aprendiendo a través de la curiosidad y la humildad

Artículo original publicado el 5 de septiembre de 2014 en tofugu.com

Original por: Laguna Levine

Traducción por: Lizzy Z.



Si eres un adulto en tu país de origen, tienes una idea de quién eres, de cómo te ven los demás y de cómo actuar de un modo que refleje cómo quieres que te traten.

Sin embargo, al vivir en el extranjero, en un país cuyo idioma y cultura son desconocidos, uno casi se convierte en un niño de nuevo. Cosas que antes se podían hacer por sí mismo se vuelven difíciles. Acciones que antes podían dar indicios sutiles de tu personalidad pueden interpretarse de maneras muy diferentes. Es difícil expresarse de una manera que refleje cómo se quiere ser visto. Incluso quienes dominan el idioma pueden carecer del conocimiento cultural necesario para que ese idioma les funcione. Y eso es solo el comienzo. A veces, tu propio cuerpo puede no actuar como estás acostumbrado debido al clima o a una nueva dieta.

En resumen, te conviertes en un niño de nuevo.

Mientras que algunos se aferran a su antigua cultura y rechazan la idea de empezar de cero, otros la aceptan y fomentan su identidad extranjera. Puedes enojarte y hacer rabietas como un niño de verdad, lo que a veces te ayuda a salirte con la tuya. Sin embargo, todos queremos ser más maduros, y para madurar en Japón, tienes que convertirte en un niño.

ACEPTAR QUE ERES UN NIÑO CULTURAL


Fuente: PieterjanVandaele


Ya insinué este artículo antes, pero seré sincero: odio pedir ayuda o explicaciones. En mi cultura, puede que pida consejos, pero por lo general, la gente suele acudir a mí. Puedo interpretar jerga legal compleja, ofrecer ayuda para editar, hacer reparaciones sencillas en casa o conozco a alguien que puede hacerlo (¡gracias, papá!).

¿En Japón? Me cuesta convencer a la gente de que solo necesito una bolsa para los souvenirs que estoy comprando. Me piden que participe en eventos y prácticas culturales que no entiendo. Tengo que jugar para que mis compañeros de trabajo cooperen. Siento que todos tienen que enseñarme o explicarme cosas para poder desenvolverme en esta sociedad.

Y esa es la clave para construir tu yo extranjero: admitir que eres un niño que necesita aprender.

En Japón, sé que parezco un niño, porque siempre pregunto por qué. ¿Por qué celebramos esta festividad? ¿Por qué nadie mira a quien esté hablando? ¿Por qué se lee toda la reunión en una hoja que podemos leer nosotros mismos? A menudo, la gente simplemente dice: "Así se hace" o, con suerte, "Ay, nunca lo había pensado". Claramente, pregunto cosas que la mayoría de la gente considera naturales en este momento de su vida. En este sentido, mi yo extranjero es un niño, y normalmente me siento cómodo con eso. Sin embargo, hubo un momento en que no fue así, y me costó mucho vomitar para sentirme cómodo con mi yo extranjero infantil.

Estaba terriblemente equivocado. Durante las vacaciones de Año Nuevo, mi estado de salud empeoró. Ya había estado enfermo en Japón antes, pero por suerte solo un fin de semana o durante unas vacaciones largas. Normalmente me recuperaba. En Estados Unidos, enfermarme era fácil de sobrellevar, y con algo leve incluso podía ir a trabajar. Sin embargo, esta vez, estaba en un país extranjero con vómitos severos (por ambos lados) en una estación de tren concurrida, sin papel higiénico ni pañuelos.

Es vergonzoso no tener control total sobre tu cuerpo cuando eres adulto, y la idea de tener problemas que solía asociar con la infancia me resultaba profundamente vergonzosa. Tenía una necesidad muy real de crecer, pero esa profunda vergüenza me había impedido abordarlo.

DEJANDO IR TU VERGÜENZA


Fuente: Steve Hunt


En algún momento, te enfrentarás a una decisión: aceptar tu identidad extranjera, admitir que una parte de ella necesita ayuda para desarrollarse y empezar a trabajar en ella. ¡O! Odiar el país en el que te encuentras, gritar que la cultura es rara e ignorar que te perciben de forma diferente por ser extranjero, y entregar esa identidad a las masas que intentan comprender quién es esta persona extranjera y qué cree que está haciendo.

Me enfrenté a esta decisión en la estación de Osaka el 30 de diciembre. Mi japonés me había fallado varias veces ese día, o la gente se había vuelto tímida conmigo. Tenía un mal día, y entonces me enfermé. Sin embargo, no llamé a casa ni se lo dije a nadie. Simplemente tomé una medicina americana y pensé que podría aguantar el resto del día por mí mismo.

Ahí estaba yo, solo en Osaka con lo que creía que era solo un dolor de estómago. Repito, soy muy reservado, odio la atención y odio sentirme vulnerable, pero mi situación se desarrolló rápidamente de forma muy obvia. Lo que me llevaba 10 minutos caminando cuando estaba sano, de repente me llevó una hora yendo de baño en baño calle abajo, intentando vaciarme todo lo posible para, con suerte, simplemente "estar normal" para el viaje a casa en tren. Subí al primer tren, tomé medicina y me bajé en la estación de Osaka. Creí que estaba bien. Lo iba a lograr. Iría a casa a dormir y nadie se enteraría de lo que había pasado. Solo pensarían que estaba cansado. Y fue entonces cuando me di cuenta de todo de golpe.

Sentí la urgencia, la necesidad de ir al baño en ese mismo instante. Tuve la suerte de estar a pocos metros de uno, pero no la de elegir el cubículo adecuado. A pesar de lo lleno que estaba, el sonido de mi vaciamiento era morbosamente obvio. El terrible eco de los gritos de auxilio de mi cuerpo (o eso parecía) empezó a ahogar el baño, antes bullicioso, dejando el lugar en un silencio sepulcral para una estación concurrida. Al principio me sentí un poco aliviado y pensé que mi calvario había terminado. Fue entonces cuando me di cuenta de mi error: el cubículo no tenía papel higiénico.

Los baños en Japón suelen tener un segundo rollo justo al lado del primero, por si acaso. Ese rollo estaba vacío. En Tokio, siempre te dan muestras gratis de pañuelos, pero yo había usado los que había acumulado antes de venir a Osaka para limpiarme la cara de algunos "incidentes" anteriores. No tenía papel, pero lo necesitaba urgentemente.

Este era mi momento, y rezo para que, cuando llegue el tuyo, no sea tan vergonzoso. Después de pasar un día cuestionando seriamente mi japonés, me di cuenta de que tendría que gritar pidiendo papel higiénico en ese japonés horrible que me estaba fallando o que hacía que los japoneses me temieran. Había pensado seriamente en esperar a que se secara para poder volver cojeando con mis amigos y familiares, avergonzado, pero no estaba seguro de querer hacerlo de una manera tan patética.

Hay otras ocasiones en las que puedes experimentar algo similar. Momentos en los que tu yo adulto se ve desafiado por la forma en que la gente percibe tu yo extranjero subdesarrollado. Tuve alumnos que me desobedecían abiertamente en clase, personal que me ignoraba y entraba en pánico en japonés mientras les hablaba en japonés, o, como ya he dicho, gente que cuestionaba mi japonés, perfectamente comprensible, porque contradecía su conocimiento cultural de lo que la gente suele hacer. ¡Caramba!, descubrí que mentir podía ser la mejor (y más apropiada) salida en ciertas situaciones.

Podría haberme enfadado cada vez que esto sucedía, incluso cuando tuve que gritar pidiendo papel higiénico y esperar que los japoneses "tímidos" comprendieran mi dolor. Quizás incluso hubiera funcionado en algunas ocasiones. Sin embargo, en general, lo que funcionaba era recordarme a mí mismo que yo era el diferente. Era el extranjero, el niño, culturalmente hablando, y tenía que aprender la forma correcta de hacer o decir algo. Eso significaba que tenía que pedir ayuda, y aunque podía hacerlo en algunas situaciones, seguía siendo algo que odiaba hacer, sobre todo tratándose de un tema tan personal.

ACEPTAR TU ESTATUS DE NIÑO EXTRANJERO Y APRENDER A ADAPTARSE


Fuente: David


Entonces dejas que suceda. Haces lo que es súper vergonzoso. Preguntas cómo se dice "condón" en japonés. Preguntas cómo conseguir que los alumnos te escuchen en clase. Gritas y pides papel higiénico en una estación de tren abarrotada hasta que, o lo dices correctamente para que te ayuden, o gritas cuando la persona indicada esté cerca. No importa. Lo que importa es que pides ayuda. Demuestras que eres vulnerable y, sobre todo en Japón, recibes ayuda.

En Japón, ser extranjero, incluso si conoces el idioma y la cultura, te da derecho a pedir ayuda. Los japoneses hacen lo mismo con su "onegaishimasu".La gente debate sobre si los japoneses son infantiles, pero no importa. Lo que importa es que, en mi experiencia, incluso cuando pueda parecer autoritario o racista, los japoneses quieren ayudar.

Cuando te sientas avergonzado, haz una pregunta que sepas que es grosera, pero que necesites respuesta. La lección se te quedará grabada. "Toire peipaa onegaishimasu" te dará papel higiénico. No lo olvidaré. Denunciar a un estudiante grosero hará que ese niño sea reprendido. Y, bueno, "sukin" (piel) sin duda puede tener un significado diferente en japonés, que no olvidaré.


UN NIÑO CURIOSO



Fuente: philHendley


No todas las situaciones de las que aprendí fueron terribles. Varios de los artículos que he escrito aquí surgen de mis preguntas, extremadamente groseras, sobre cómo y por qué funcionan las cosas en Japón. Puedo hacer estas preguntas porque, como un niño curioso, los japoneses quieren educarme. Aunque reciba información contradictoria, no pasa nada. Como el adulto que soy en mi propia cultura, sé que debo analizar mis experiencias y usar lo que me parece más común, más efectivo y más confiable.

Este artículo no es un conjunto de reglas inamovibles, sino una guía, un llamado a escuchar y preguntar antes de juzgar o reaccionar. Hacerlo y aplicarlo a mi vida diaria sin duda me ayuda no solo a parecer menos un niño, sino también a construir mi imagen adulta en la sociedad japonesa.

 

 

Artículo original en inglés: https://www.tofugu.com/japan/becoming-a-child-in-japan/

*Este artículo es una traducción sin ningún intento de plagio.

 

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2 comments

  1. Nunca había pensado en esta posibilidad. Y es verdad. Llegar a un nuevo país con una cultura totalmente diferente a la tuya te obliga a aprender normas y costumbres para poder moverte y relacionarte. Como cuando los niños entran en la escuela y tiene que adaptarse a las normas del grupo. ¡Qué bonita mirada! Me ha gustado mucho esta artículo.
    Un placer que nos hayamos encontrado.

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Muchas gracias por comentar :) críticas constructivas son bien recibidas n.n